Trataré sobre la emigración.

Mañana le tendré que preguntar a la profesora de Lengua cómo hago para enviarle el trabajo que ha pedido sobre una exposición escrita. No sé nada de enviar emails ni nada de eso. No tengo ordenador personal en mi casa y lo de la informática no me interesa mucho. O mejor,tal vez se la redacte en un folio con mi mejor letra y santas pascuas. Eso sí, revisando mucho la ortografía para que vea que ya voy mucho mejor. Durante el curso pasado ella fue muy paciente conmigo y me revisaba semanalmente el cuaderno de Lengua en el que escribía copias y dictados para ponerme al nivel de la clase. Claro que nadie estaba en las mismas circunstancias que yo. El único alumno de otro país, casi recién llegado, y con tanto retraso en la expresión escrita. Sin embargo, eso no me acobardó. Tenía tanta fuerza de voluntad que me daba igual que algunos compañeros me miraran raro cuando me devolvían los exámenes llenos de tachones en color rojo, corregido por la profesora. Algunas veces, apenas se veía nada en azul, el rojo inundándolo todo. Me daba tanta vergüenza...Pero no me vine abajo. No hice como mi amigo Marcos, que había ido a parar con otro profesor más estricto de Lengua que, sin ningún miramiento, le exigía las mismas cosas que a los demás. Marcos se desengañó en el primer trimestre y empezó a faltar a clase, a no llevar las tareas que le mandaban para casa. Así no podía seguir y después de acumular partes y expulsiones del centro, su padre se lo llevó a trabajar con los albañiles. Allí anda el pobre, acordándose de la buena vida que se llevó mientras pudo. Mi madre me dice todas las noches, cuando llega a casa después de cuidar a dos personas mayores, que no quiere verme siendo un fracasado como Marcos. El peor disgusto para ella sería verme sin interés por los estudios. Ella quiere que aprenda todo lo que ella no pudo aprender ni quizás aprenda ya. Se sacrificará, como mi padre, en darnos a mi hermana Ángela y a mí una educación y unos estudios para poder ser algún día gente respetable, trabajadores y buenas personas. Es en lo que insiste una y otra vez. Hay tantos que se descarrilan ante cualquier contratiempo. Y de eso entendemos bastante. Los hermanos de mi madre ya no son los que eran cuando vivíamos allí todos juntos. Eligieron lo fácil y así lo están pagando caro. Mi tema de la exposición va a tratar precisamente de la emigración. Buscaré información como ha dicho la profesora y entre lo que yo sé por propia experiencia familiar y lo que encuentre, me va a tener que felicitar. Lograré una buena nota y se la enseñaré primero a mi madre cuando la vea tan cansada por la noche, para que se anime y se sienta orgullosa de su hijo mayor; después a mi padre, que también viene derrotado de trabajar en el campo y le gusta escuchar mis redacciones de clase, mientras espera la hora de cenar. La única que estará un poco celosa va a ser mi hermana Ángela, acostumbrada a tener mejores calificaciones que yo y que, sin duda, se picará con su hermano mayor.