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Cochambre inaudita: 26/02/06

domingo, febrero 26, 2006

Sensaciones raras.

Se había levantado aquella mañana más tarde de lo acostumbrado. Total, no había prisas, no había ninguna necesidad de ir a ninguna parte. Además el día prometía ser de los de desconcierto total. Había visto unas nubes que no auguraban nada bueno, pero al rato lucía el sol y más tarde, cuando llegaba a la cocina a tomar el desayuno veía tras la ventana caer una lluvia densa, inesperada y por eso mismo más rabiosa. Después de desayunar como un emperador (solo le quedaba comer como un príncipe y cenar como un mendigo, ya puestos ) se quedó relajado leyendo el periódico del día anterior. No había tenido ni tiempo de echarle una ojeada y mira por donde se iba a enterar de lo que tenía que haber sabido ya. Para lo que importaba saber más o menos de desastres naturales que agobiaban al más insensible. Sonó el teléfono a la par que veía por la ventana salir un sol radiante de detrás de una inmensa nube. Bajó la persiana para evitar que le diera en los ojos, que le molestaba profundamente. Escuchó en el móvil la letanía del que le mantenía informado pero que también le provocaba náuseas solo con escuchar el tono de su voz. Se mantuvo correcto al aparato y muy interesado aparentemente en la charla. Al finalizar por fin se enfrascó de nuevo en la descripción de aquel accidente de avión que le podía haber tocado a él, porque en último minuto decidió no ir a Perú para el asunto que le habían encargado sus jefes. Todos muertos y él ahora leyendo la noticia del día anterior que nunca hubiera leído si el destino se hubiera empeñado en que estuviera en ese avión. No podía dar crédito. La sensación de que se había librado por los pelos. Como cuando en el colegio, le iban a sacar a la pizarra a resolver un problema y sonaba el timbre para el recreo y se libraba. ¿No era para disfrutarla como cuando se iba feliz al patio, a jugar con sus amigos, jaleándole por la suerte inmensa? Lástima que no fuera aquel niño ya para vivir ajeno a todo, despreocupado, feliz, disfrutando de las oportunidades que la vida deja en el camino a cada cual.

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